En las orillas de arena blanca de este lago se puede nadar, o tomar uno de los caminos que conducen a través de la selva a las comunidades indígenas como los Boras, Ticunas o Witotos. Allí se puede participar en sus tareas diarias, aprender sus canciones y danzas. Una forma única de descubrir un universo a cientos de miles de kilómetros del nuestro.